A finales del XIX, tras la abolición del señorío, se produjeron una serie de mejoras en los servicios y obras públicas de la Villa. Fruto de ello, en 1890, se construyó la fuente pública “Los Tres Chorros” ubicada en la calle de Los Molinos, camino público que desciende desde el Barranco del Infierno.
La fuente de los “Tres Chorros” constituyó toda una infraestructura hidráulica que canalizó el agua del Barranco del Infierno. Desde aquí el agua era recogida con cacharros y transportada en burros hasta sus hogares. Transporte que también hicieron las aguadoras, mujeres, que cumplían una labor social fundamental en la precaria forma de vida que se tenía.