Cuando las calles eran de tierra, cuando los tomateros rodeaban el barrio, cuando los vecinos eran como una gran familia dispuestos a ayudarse para construir sus casas, allá por el año 1973 un grupo de amigos y de jóvenes, encabezados por don Andrés Vera Vera, decidieron hacer la primera fiesta.
Lo primero fue conseguir una imagen, por lo que fueron a la iglesia de Adeje para hablar con el cura, quien les cedió la imagen de la Virgen de Candelaria que cuidadosamente transportaron en un camión hasta el barrio, alojándola en un antiguo salón de empaquetado que hizo las veces de iglesia. Y así, allá por el año 1973, la morenita recorrió por primera vez las calles polvorientas del barrio de Armeñime.
Los papeles de colores se prepararon con esmero para engalanar las calles. Aún vivos en el recuerdo el olor a cola y los metros de hilo de bala que la chiquillería cogía después de las fiestas para hacer volar las cometas.
Los animados bailes en el “terraplen”, apisonado con esmero y que en el descanso de la orquesta había que volver a refrescar para evitar la polvacera, el cochino engrasado y las carreras de sacos.
Lejano queda ya el 73, cuarenta y una ediciones de las fiestas de Armeñime vividas, compartidas y a punto de comenzar la cuarenta y dos. Siempre está bien recordar los inicios de las cosas, y contarlo a las nuevas generaciones. En estos cuarenta y dos años de andadura son muchas las personas que gratuitamente han brindado sus esfuerzos para que la fiesta continúe, y el voto se renueve año tras año.
Y con las fiestas siempre llegan los recuerdos de los que ya no están, pero que sembraron la semilla que crece y se mantiene año tras año. En el blog queremos destacar en esta ocasión la figura de don Andrés Vera Vera, primer presidente de las fiestas de Armeñime allá por el año 1973.
Actualmente Armeñime cuenta con una plaza que lleva su nombre, la plaza de Don Andrés Vera Vera, inaugurada recientemente en un acto multitudinario en el que el cariño y el agradecimiento del barrio fue la nota predominante.
Andrés Vera, quien fuera concejal durante muchos años en Adeje, supone un hito para la historia y desarrollo del municipio, por ello, José Miguel Rodríguez Fraga, alcalde de Adeje, matizó durante su intervención que “Andrés es uno de esos hombres de nuestra tierra, un hombre noble, generoso, maravilloso, de los que hace que cualquier persona se sienta orgullosa de caminar a su lado”.
Seguidamente, el alcalde recordó que “con Andrés compartimos sueños y proyectos, pero sobre todo, aprendimos de su sencillez y su humildad… Andrés fue una lección viviente, un hombre grande con un corazón de niño, repartió alegría, trabajo y fue pionero en su barrio, Armeñime, donde participó de forma comprometida en la construcción del mismo, un hombre querido y respetado, un ejemplo de persona, cuya honradez y valores marcaban su camino”
“No quebró su palabra ni rompió ninguna de sus promesas”, aseguró José Miguel Rodríguez Fraga, quien finalizó su discurso recordado las palabras de Andrés Vera siempre decía: “yo soy un hombre de palabra y cuente conmigo”.
De este acto de reconocimieto, quedó de manera permanente para las generaciones futuras el nombre de la plaza y la escultura que recuerda a este ilustre personaje del barrio, don Andrés Vera Vera, presidente de las fiestas de Armeñime allá por el año 1973.