El sendero transcurrió de cumbre a costa, avanzando sobre coladas históricas de la última erupción de la isla de Tenerife, el Chinyero (1909) y sobre el volcán que, en el siglo XVII, sepultó el puerto comercial más importante de la isla en ese entonces, Garachico. Seguimos los pasos de las mujeres que, cargadas de pinocha, iban a venderlo a la villa para hacer abono para las plataneras, por valor de una peseta la carga de 20 kilos.