Más que nunca, la corresponsabilidad en el hogar, consistente en que hombres y mujeres se responsabilicen por igual de las tareas domésticas y de cuidados, son esenciales para desmontar las bases de la desigualdad.
Tras la recomendación de las autoridades competentes de permanecer en casa por la crisis del covid-19, aprovechamos para recordar que a pesar de que la igualdad entre mujeres y hombres se recoge a nivel legal, quedan muchos espacios en los que estamos lejos de esa equidad, y uno de los más significativos es el ámbito privado, en el que los cuidados continúan recayendo de manera muy significativamente superior en las mujeres y, además continúan siendo invisibles y minusvaloradas.
En España, se dedicaron a lo largo de 2018 más de 130 millones de horas en trabajo no remunerado; esto equivale a una población de 16 millones que tuviesen una jornada laboral de ocho horas diarias y casi un 15% del PIB. Unos cuidados que no conocen vacaciones ni edad de jubilación.
El cambio social es lento, por lo que debemos promover modelos de participación igualitaria en las tareas domésticas y en las labores de cuidados y para eso es necesario desterrar roles, estereotipos y prejuicios de género, construcciones sociales que sustentan la desigualdad y sus repercusiones y que de forma tradicional identifican a las mujeres como responsables de las tareas domésticas y de los cuidados.
Es tareas de todas y todos ofrecer modelos más corresponsables. Pongámosno manos a la obra.