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Cantar al amor profano en la Edad Media

20 SEPTIEMBRE 2024

Hablar de la invisibilidad de la mujer en la historia es, tristemente habitual en esta sección. Pero probablemente los años, …siglos, de los que menos nombres de mujeres se conocen es la Edad Media. 

Un amplio periodo histórico que abarca desde el siglo V al XV (¡1000 años!) en el que apenas se conocen nombres de mujeres en comparación con los miles de nombres de hombres de los que la Historia se ocupa. 

Acceder a la cultura en la Edad Media fue complicado para las mujeres. Solo algunas, las más privilegiadas, pudieron hacerlo y siempre bajo el manto de la Iglesia.

A diferencia de los hombres, las mujeres para poder escribir, pintar, componer música o cantarla debía realizar esta actividad en el contexto sacro. ¿O no?

Hoy hablaremos de amor, concretamente, de un grupo de mujeres que cantaron al amor. A través de sus versos expresan sus deseos, su felicidad o sus adversidades. 

Durante nuestros años de educación reglada se nos habla de juglares y trovadores. Hombres que entonaban sus poemas cantados para llamar la atención de mujeres inalcanzables. 

Pues bien, aunque los libros de texto no las nombren, también hubo mujeres que cantaron al amor platónico. Recibían el nombre de TROVADORAS o TROBAIRITZ. 

La primera fuente histórica en la que se utiliza el término Trobairitz es el Romance de Flamenca, escrito en 1287. El texto, evidencia que éstas fueron las primeras mujeres que compusieron música secular, y no sacra, en Occidente. 

Pertenecientes a la nobleza, estas mujeres occitanas ejercieron la profesión de trovadoras con gran éxito, ya que fueron respetadas y admiradas por la sociedad de su época. 

Sus poemas cantados estaban sometidos a estrictas normas estilísticas. En ellos, ponían de manifiesto el deseo femenino, que debía tener el mismo valor que el masculino. Y aunque teóricamente, versaban sobre el amor platónico y cortés, en estos cánticos se hacía una alusión clara al amor apasionado, la satisfacción y el deseo carnal por parte de las damas. 

Por ello, estos poemas tenían como destinatarios, trovadores, caballeros o nobles, otras mujeres…pero nunca iban dirigidos a sus esposos.

A diferencia de los más de 400 nombres de trovadores que han llegado a nuestros días, apenas unas decenas de nombres de mujeres trovadoras o trobairitz se conservan.

Y estos avances historiográficos se los debemos al interés reciente por analizar la historia con una perspectiva de género.

Conozcamos a algunas de nuestras protagonistas:

Beatriz de Día: es de ella de la que se han conservado más composiciones musicales. 

Sin embargo, de su biografía conocemos muy poco. Sabemos que nació en 1140, en el sudeste francés. 

Hay dudas sobres sus orígenes familiares. Algunas investigaciones hablan de que pudo se hija del Conde Jacobo II, y otras la sitúan en el seno de la familia de Guiges IV.

Lo que sí sabemos con certeza es que se unió en matrimonio con Guillermo I de Poitiers, señor del Condado de Día, del que adoptó el título de Condesa de Día.

Pero la vida marital de Beatriz no fue tan feliz como podría esperarse y ella cayó prendida de amor por un trovador: Rimbaud de Orange, al que van dirigidas sus composiciones. 

Únicamente se han conservado cuatro de sus poemas, escritas en gascón: Ab joi et ab joven m’apais, Estat ai en greu cossirier, Fin ioi me don’alegranssa y A chantar m’er de so q’ieu non volria.

Sus poemas, generalmente acompañados por el sonido de la flauta, se conocieron por toda Francia y ella gozó de gran prestigio en la época. 
Trata temas polémicos, y nada frecuentes, para ser empleados por mujeres nobles de la Edad Media: El deseo de ser tomada y poseída por su amante, habla con términos explícitos sobre las relaciones sexuales que mantenían y, además, contra todo pronóstico, deja a un lado el estereotipo de mujer pasiva para evidenciar, en sus versos, que es ella la que lleva la iniciativa en estos encuentros.

A parte de estas composiciones que se conservan de Beatriz de Día, poco más sabemos. Desconocemos si finalmente abandonó a su esposo para marchar con el trovador, cómo transcurrió su vida, cuál fue el motivo de su fallecimiento…

María de Ventardorn: Respecto a su vida, lo poco que conocemos es porque de ella se nos habla en las obras de varios trovadores coetáneos. De su linaje, sabemos que nació en el último tercio del siglo XII y falleció en torno al 1222. Fue una de las tres hijas de Raimon II, vizconde de Torena, y esposa del vizconde Ebles V de Ventadorn.

Se conserva un único poema de María de Ventardorn y en él insiste en la necesidad de tratar y entender de igual modo el deseo de mujeres y hombres en las relaciones sexuales. Pone en valor el apetito sexual femenino y que las relaciones sexuales deben satisfacer a ambos sexos y no únicamente al hombre.

En este recorrido por la vida y obra de algunas de las trobairitz, no podemos no hacer referencia a Bieris de Romans: No conocemos dato biográfico alguno. Únicamente se conserva de ella una obra, “Na Maria, pretz e fina valors”, cuyos versos van destinado a una mujer.

Es precisamente este aspecto el que ha suscitado varias interpretaciones. Hay estudios que señalan una clara relación lésbica entre Bieris y María: “Ruego que me deis, bella dama, si os place, aquello de lo que espero tener alegría y esperanza…

Otras voces, hablan de que María, la dama de la que habla el poema, sería la Virgen, madre de Jesús. 

Y la postura más conservadora, asegura que Bieris de Román no sería una trobiairitz sino un trovador. Negando así la posibilidad de que existiese el amor lésbico entre mujeres nobles de la Edad Media. 

De Alais, Iselda y Carenza, conservamos una tensó, es decir un diálogo entre las tres. En esta poesía dialogada entre las tres mujeres no existe referencia alguna a personajes masculinos. Por el contrario, hablan del miedo a perder la juventud, pero ponen en valor la importancia de ser mujeres independientes y rompen así, con el rol de ser, únicamente, procreadoras. Es sin lugar a dudas un himno a la sororidad.

Cerraré esta breve inmersión por la historia de las primeras compositoras profanas reflexionando sobre una cuestión. ¿Las mujeres pertenecientes a las clases sociales más bajas no cantaban al amor?

Lo cierto es que sí, y a estas poetas compositoras se les conoce como juglaresas. Pero, a diferencia de las trobairitzs, ellas cantaban con sus maridos y la finalidad de sus cantos era el divertimento.

Tristemente pertenecer al pueblo llano imposibilita que su labor, obras y nombres hayan pasado a la historia.


Ana Moruno Rodríguez
Historiadora del Arte

 


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