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Y ahora silencian tu voz

9 SEPTIEMBRE 2024

Hay países del mundo en los que ser mujer se ha convertido en una complicada tarea. 

Hoy, haremos un breve repaso por la difícil situación que viven las mujeres afganas en la actualidad. Una realidad que, con toda probabilidad, es la más dura, triste y desoladora de su historia.

Afganistán es un país ubicado en el corazón del continente asiático y, por tanto, lugar estratégico para el comercio de oriente a occidente desde tiempos inmemoriales.

A lo largo de su historia muchas fueron las culturas que se asentaron en estas tierras de gran actividad comercial por ser una de las llamadas rutas de la seda. 

Con toda probabilidad, es precisamente su situación geográfica y su auge mercantil la que ha llevado a vivir continuos conflictos bélicos y revueltas sociales que llegan a nuestros días.

Pero, aunque nos estremezcamos al ver las noticias que nos llegan del país afgano en la actualidad, hubo un tiempo en que la vida de las mujeres fue próspera. Eran libres y defendían su derecho a una igualdad que tristemente no han alcanzado.

Durante el siglo XX, las mujeres afganas vivieron años de prosperidad impulsados por la reina consorte del país, Soraya Tarzi y el rey Amanulá Khan que tras proclamar la independencia de su país del Reino Unido, comenzaron un reinado de reformas y modernización de Afganistán. 

Se redactó la primera constitución del país que amparaba una educación femenina y difundía el no uso del velo (hejab), dando ejemplo de ello la propia reina que cambio su hejab por sombreros de ala ancha que la protegían del sol y calor de la zona.

La reina Soraya, abrió una escuela para niñas en Kabul y financió los estudios superiores de algunas mujeres afganas en Turquía. Creó la primera revista para mujeres llamada Ershad-I-Niswan (Guía para las Mujeres), así como la organización femenina Anjuman-i Himayat-i-Niswan. Sin duda, las iniciativas de la reina afgana parecían marcar un nuevo rumbo hacia la igualdad de las mujeres de Afganistán.

Tras ser derrocado Amanulá en el 1929 y tras unos años de pérdida de todos los avances conseguidos, debido a la abolición de los mismos por el nuevo rey, en 1933 asciende al trono Muhammad Zahir Shan, quien permanecerá como rey hasta 1973.

Un largo reinado en el que las mujeres volvieron a ser tenidas en cuenta. Se fundó una nueva universidad y en 1964 lograron el derecho al voto. 

La proclamación de la República de Afganistán en 1973 pone fin a los 40 años de Monarquía en el país. Sin embargo, este cambio no afectó a las mujeres, cuya educación fue en aumento: Miles de mujeres estudiaban en las universidades y por primera vez, alcanzan la vida pública: Profesoras universitarias, médicas, políticas comienzan a ser habituales en Afganistán, y especialmente en su capital, Kabul. 

Si bien es cierto que durante estos años la vida política estuvo agitada, nada parecía prever, la abrupta y atroz ruptura que se produciría en 1996: La invasión y toma del poder por parte del grupo Talibán. 

Entre 1996 y 2001, la vida de las mujeres afganas volvió a la más desoladora oscuridad: Se prohibió la educación a las mujeres, los matrimonios de talibanes con niñas afganas se multiplicaron, era impensable que las mujeres caminasen por la calle sin ir acompañadas por un hombre y los azotes y la lapidación eran castigos habituales en el caso de que se incumpliesen las normas establecidas por el nuevo régimen político del país. 

Los atentados a Nueva York y Washington de 2001, y la posterior irrupción estadounidense en Afganistán, que se culminó con la expulsión de los talibanes, dio un respiro a la población afgana y poco a poco, parecía que la mujer iba volviendo a formar parte de la vida pública del país. Aunque cinco años de dominio talibán dejó al país sumido en un retroceso educativo y cultural.

Desgraciadamente, desde el 15 de agosto de 2021, talibanes apoyados por grupos militares aliados han vuelto a tomar el país. Esta situación provocó que miles de personas intentasen abandonar el país, conscientes de la eliminación de derechos y pérdida de las libertades que tanto les costó alcanzar. 

El ochenta por ciento de las personas que han logrado salir del país desde entonces, son mujeres y niños, y este hecho es comprensible ya que desde 2021 las normas fijadas por el gobierno talibán en cuanto a las mujeres, son sumamente estrictas. 

La mayoría de éstas han logrado huir de su país sin un destino claro. Lo hacen solas, sin hermanos, padres, esposos…familia. Únicamente quieren salir con vida. 

Cuando los talibanes tomaron el poder, en el verano de 2021, se prohibió el acceso a las mujeres a la universidad (profesoras y estudiantes), deben ir cubiertas con velo, acompañadas por hombres si salen a la calle… En palabras de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres Afganas (RAWA), “los talibanes tratan a las mujeres peor que los animales. Mientras declaran ilegal enjaular a aves y animales, encarcelan a las mujeres afganas en sus casas”.

En los últimos días, tras tres años de dominio talibán, éstos han ampliado y endurecido las restricciones de la población al fijar nuevas normas de obligado cumplimiento. 

Entre las espeluznantes leyes que deben ser cumplidas por las mujeres afganas para “Promover la virtud y eliminar el vicio” se encuentran: 

  • La prohibición de todas las actividades de las mujeres fuera de casa a no ser que vayan acompañadas por un mahram (Pariente masculino cercano: esposo, hermano o padre)
  • Obligación de ir cubiertas con un burka desde los pies a la cabeza. Si se les ve los tobillos, serán azotadas en público.
  • No podrán ser atendidas por médicos hombres (Y las mujeres médicas no pueden ejercer).
  • Está prohibido utilizar cosméticos, incluido esmalte las uñas. Si lo hacen se les cortarán los dedos.
  • No pueden reírse (ni en público ni en privado).
  • Deben usar colores oscuros. Los colores brillantes se consideran “colores sexualmente atractivos”.
  • Las mujeres no pueden asomarse a las ventanas ni balcones de sus casas.
  • Es más, las ventanas deben ser cubiertas para que no se les vea desde la calle.
  • No pueden ser fotografiadas ni filmadas.

Y por si todo lo anterior no nos pareciera estremecedor, el gobierno talibán considera que la voz de las mujeres es una parte del cuerpo que debe ser cubierta y no ser expuesta en público (Awrah), y por ello, se les prohíbe hablar y cantar en público. 

Sí, las mujeres afganas no tienen potestad para realizar prácticamente ninguna actividad…ni siquiera hablar. 

Por ello, desde Occidente, nosotras que sí podemos hacerlo, debemos alzar la voz para intentar frenar la situación estremecedora vivida por las mujeres afganas.

Ana Moruno Rodríguez
Historiadora del Arte


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