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Los juegos Hereos: Unas Olimpiadas solo para mujeres

8 AGOSTO 2024

El origen de los Juegos Olímpicos se remonta al 776 ac. En ellos, los hombres de la Magna Grecia hacían alarde de su gran potencial físico compitiendo en pruebas atléticas.

Estos juegos se llevan a cabo cada cuatro años, en Olimpia, en honor al dios Zeus, dios-rey del Olimpo

Sin embargo, el acceso de las mujeres a este certamen deportivo se limitaba únicamente al de ser meras espectadoras. Les estaba totalmente prohibido competir en ellos.

Es precisamente el temor a que las mujeres pudiesen acceder a competir, caracterizadas como hombres, el hecho que obligaba a éstos a hacerlo totalmente desnudos.

El geógrafo Pausanias (s. II dc) en su “Descripción de Grecia”, atribuye la creación de estos juegos a Hipodamia, en agradecimiento a la diosa Hera por su matrimonio con Pélope.

En la misma obra, Pausanias hace referencia a un grupo de mujeres egeas, denominadas las “dieciséis mujeres”, que se encargabas de bordar un peplo para la diosa Hera, diosa-reina del Olimpo, las que en honor a ésta promovieron la creación de unos Juegos solo para mujeres que se celebrarán desde el 580 ac.

También se realizaban cada cuatro años, unos días antes que los juegos masculinos.

A diferencia de los Juegos Olímpicos, en los Juegos Hereos, las mujeres realizaban diversas competiciones atléticas vestidas con un chitón o quitón, que era una túnica hasta las rodillas y que dejaba al aire uno de los pechos. De este modo se aseguraban de que las personas que competían eran mujeres y no hombres disfrazados.

Además, las atletas debían llevar el cabello suelto, únicamente asido con una diadema que impedía que el pelo molestase a las féminas mientras competían.

Las diferentes pruebas hereas a la que debían hacer frente se dividían en tres categorías: Primero competían las más jóvenes, después las mujeres de edad media, y en último lugar lo hacían las atletas de mayor edad.

Las fuentes históricas han dejado algunos vestigios de estos Juegos Hereos: Algunos historiadores helenos y romanos hablan de estas competiciones como acontecimientos multitudinarios en los que solían resultar ganadores las mujeres espartanas.

Este hecho no debe resultarnos extraño, ya que las mujeres de Esparta tenían un exuberante potencial físico, puesto que entrenaban de modo constante y no, únicamente, los meses previos a la competición.

A las vencedoras se les ceñía una corona de olivo o kotinos, recibían una parte de la carne de los animales que se habían sacrificado en honor a la Diosa Hera y se permitía que se levantasen efigies de estas atletas con el fin de ensalzar su agilidad, valor y logros obtenidos.

Por desgracia, hasta nuestros días únicamente ha llegado una esculturilla de bronce conservada en el British Museum que parece representar a una atleta compitiendo.

Si bien, ante esta obra escultórica no existe consenso histórico, la mayor parte de las personas expertas hacen referencia a que con gran probabilidad se represente a una atleta corriendo, ya que la indumentaria y el cabello se representan acorde a lo que nos dicen las fuentes antiguas escritas.

Además, el nombre de las vencedoras se grababa en los muros del Templo de Hera, en Olimpia para que pasasen a la historia como las heroínas que fueron. Pero tristemente tampoco se conservan.

A finales del periodo de esplendor, de la Grecia Clásica y, sobre todo gracias a la influencia de Roma, a las mujeres deportistas se le permitió participar en los mismos juegos atléticos que a los hombres. Se conservan inscripciones, relieves, cerámicas y mosaicos que demuestran la participación de las mujeres espartanas en carreras atléticas en el estadio de Delfos en el siglo I d.C., en Nápoles en época imperial y finalmente en los Juegos Capitolinos de Roma en el año 86 d.C.

Los Juegos Hereos se celebraron hasta el 393 dc, cuando el Emperador cristiano, Teodosio, el grande, los prohibió junto a otras celebraciones religiosas dedicadas a deidades panhelénicas.

Como curiosidad, es necesario hacer referencia a que, en la actualidad, meses antes de que comiencen los Juegos Olímpicos, la antorcha es encendida en el lugar donde se ubican los restos del Templo de Hera, y no el de Zeus, en Olimpia.

Desde allí, la antorcha olímpica es portada por distintos atletas hasta llegar al país anfitrión para la celebración de los mismos.  

 

Ana Moruno Rodríguez

   Historiadora del Arte


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