Vivimos en un mundo que cambia a una velocidad exponencial. Apenas somos capaces de recordar objetos y formas de vida que nos precedieron.
Por ello es imprescindible la labor que algunas instituciones hacen para albergar la memoria patrimonial colectiva: Los Museos.
Si bien, el ser humano siempre ha sentido curiosidad por coleccionar y conservar artefactos y objetos que consideran curiosos y dignos de atesorar.
Etimológicamente la palabra proviene del griego museion, y hace referencia a un lugar destinado a las musas y divinidades inspiradoras.
El afán de coleccionar existe, como hemos referido, desde la lejana Antigüedad, pero el antecedente más cercano al concepto de Museo que hoy tenemos, lo encontramos en Occidente, en la Edad Moderna.
Es en el Renacimiento cuando comienzan a proliferar la existencia de los llamados gabinetes de las curiosidades, cuartos de las maravillas o salas de las rarezas. En ellas, hombres de alta alcurnia (Reyes, nobles y miembros de la alta burguesía) albergaban objetos raros o exóticos para el disfrute de ellos y como muestra del poder que detentaban.
Hoy, para hacer una definición correcta de lo que entendemos por museos es necesario acudir al Consejo Internacional de los Museos (ICOM), organismo creado en 1946 con el fin de proteger y difundir el patrimonio mundial.
Según el ICOM entendemos por Museo “aquella institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos.”
Los espacios museísticos son, por tanto, lugares a través de los cuales podemos observar y entender la evolución que el ser humano ha tenido como individuo y sociedad. ¿O no?
Lo cierto es que la representación de obras realizadas por mujeres en estas instituciones es escasa.
A día de hoy, en el Museo del Louvre o el Museos de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) las obras de mujeres expuestas en sus salas, no superan el 5%.
Y si nos fijamos en los museos estatales españoles, la cifra es desalentadora: En el Museo del Prado, la representación de mujeres artistas es inferior al 1%. Lamentable.
Pero, qué hay del personal que dirige estas instituciones, ¿hay mujeres al frente de museos y salas de exposiciones?
A día de hoy el 60% de los museos están dirigidos por hombres. Pero esta tendencia de desigualdad comienza a cambiar, y cada vez son más las mujeres ilustradas en el campo de las artes plásticas, la historia, la arqueología o la ciencia que dirigen los museos.
En los últimos años encontramos ejemplos significativos en Europa.
Desde 2016, la dirección de los Museos Vaticanos la ostenta una mujer; Bárbara Jatta. Este nombramiento fue una gran revolución en el mundo del arte. Ya que poner al frente de una institución tan masculinizada a una mujer fue, sin duda, un acto de valentía por parte de los responsables vaticanos.
Pero Austria es sin duda el mejor ejemplo europeo. Sabine Haag, es la única persona que en Europa dirige, desde 2010, siete museos, uno de los cuales, el Kunsthistorisches Museum (KHM), Museo de Historia del Arte, en Viena, es el mayor y más importante de Austria y uno de los primeros de su clase en el mundo.
Al frente de la Biblioteca Nacional, en Viena, está otra mujer: Johanna Rachinger, el Museo Belvedere lo dirige Agnes Husslein y en el Mumok o Museo de Arte Moderno Fundación Ludwig de Viena la directora es Karola Kraus.
Por todo ello, Austria debe servir de ejemplo al resto de países europeos.
En París, el Museo del Louvre tiene desde 2021 y por primera vez en su historia una mujer al frente de la dirección del mismo: Laurance Des Cars.
¿Y en nuestro país?....
Antes de analizar la situación en España, debemos aclarar que el acceso a la dirección de un museo es el único puesto que no se cubre por oposición sino a través del llamado “concurso de buenas prácticas en museos”.: Al quedar vacante el puesto de director/a de Museo, las personas interesadas en ocupar el puesto, postulan al mismo.
El tribunal encargado de la selección debe tener en cuenta la formación y la trayectoria curricular y la proyección profesional de cada aspirante.
Lo cierto es que en el caso de España son pocas las mujeres que suelen presentarse a estas pruebas.
Sí hay muchas mujeres en nuestro país que dirigen museos pequeños o instituciones museísticas de carácter privado. Ello se debe en gran medida al estereotipo masculino que sigue fijado en la mentalidad española.
La conciliación familiar, la infravaloración de los estudios de las mujeres y de la anteposición de la proyección laboral de los hombres, el síndrome de impostoras que aún cargan muchas mujeres, las cargas familiares… Son algunas de las situaciones que suman para entender la escasa presencia de las mujeres al frente de grandes museos.
Aún así, debemos mencionar algunos ejemplos significativos:
El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) está dirigido desde 2021 por Elvira Dyangani Ose.
El Instituto Valenciano de Arte Moderno de Valencia (IVAM) lo ha dirigido desde 2020 al 2024, Nuria Enguita. Ella ha logrado dar notoriedad en la colección del museo, a las mujeres ya otros colectivos ya que los espacios expositivos deben ser un reflejo del mundo diverso en el que vivimos.
Desde marzo de 2024 Nuria Enguita dirige el Museo de Arte Contemporáneo de Lisboa (MAC/CCB).
El Museo Arqueológico Nacional (MAN) tiene una mujer directora desde abril de 2023: Isabel Izquierdo Peraile.
Museos de titularidad estatal como el Museo del Greco, en Toledo, el Museo de Altamira (Santillana del Mar), o el Museo Romano de Mérida también son dirigidos por mujeres.
Como podemos observar, gran parte de los nombramientos de mujeres como directoras de museos en nuestro país es un hecho bastante reciente. Pero sin duda, es señal de que algo está cambiando en nuestra sociedad.
Tener a mujeres al frente de espacios museísticos permite hacer una nueva lectura de nuestra historia y refleja la igualdad por la que mujeres y hombres abogan.
Muchas de estas directoras pretenden bajo su dirección, dar voz a mujeres silenciadas e invisibilizadas por la historia, cuyas obras descansan en almacenes de museos y merecen ser expuestos. Por tanto, la mayoría de estas directoras defienden una mayor presencia de mujeres en sus colecciones.
Ana Moruno Rodríguez.
Historiadora del Arte
