El pueblo de Adeje, desde siglos atrás, siempre ha mantenido una especial y estrecha relación con el agua, tan vital en tiempos pasados no solo para la agricultura y el consumo, sino para el propio desarrollo económico del municipio y de sus habitantes, determinando así su forma de vida. El barranco del Infierno, que corona el casco antiguo, jugó un importante papel en este sentido, ya que su caudal de aguas, casi perpetuas, permitía a los adejeros disponer de este preciado elemento en un territorio como el sur, árido por naturaleza. Para ello se trabajó muy duramente en canalizaciones, fuentes, acueductos y demás sistemas que llevaron el agua hacia el pueblo.
La denominación del proyecto “Ruta del Agua”, está fundamentada en la alusión a la ruta que el líquido elemento, realizaba en el pasado desde el barranco del Infierno, pasando por las fuentes y canales del casco adejero hasta el mar. Un recorrido que el agua realizaba antaño y que transformaba la vida y el entorno, allí por donde pasaba, creando nuevas costumbres y tradiciones y naciendo en torno a ella nuevas actividades económicas que permitieron el desarrollo del pueblo.
