Hasta el siglo XIX, los entierros se hacían en los templos y en el exterior de los mismos. En el caso de Adeje, la actual torre de la plaza de España se levanta sobre los restos conservados del antiguo osario. Fue una ley del 6 de noviembre de 1813 la que prohibió la inhumación dentro de los poblados. El Gobernador Civil remitió un escrito dirigido al Alcalde Constitucional del Ayuntamiento de Adeje instandole a la rápida fabricación del cementerio, escogiendo para ello el terreno más apropiado, de acuerdo con el cura párroco y un procurador síndico. El costo de las obras debía ser de la parroquia.
Ubicada en el barrio de La Concepción, fue construida por Antonio de Castro a mediados del siglo XVI, en las tierras del llamado “Heredamiento de Tijoco”. A éste sucedió, en la propiedad y patronazgo de la ermita, Doña María de la Coba Armas, esposa del capitán Juan de Montesdeoca, a quien sucedió la familia Afonso-Montesdeoca. Se erigió un ingenio de azúcar en las cercanías de la ermita que al ser abandonado ocasionó también la ruina de esta construcción. En 1668, la familia Afonso-Montesdeoca la derriba para construir otra mayor, que es la que hoy podemos observar. Las siguientes generaciones de esta familia fueron las encargadas de realizar anualmente la festividad de la Virgen de la Concepción, conforme a lo ordenado por el beneficiado Melchor Afonso Montesdeoca en su testamento.