Hoy, 8 de junio, el Consejo por la Igualdad de Adeje y todas las personas aquí reunidas, queremos seguir denunciando la desaparición de Anna y Olivia hace ya 42 días en un claro ejemplo de violencia de género hacia la madre de las menores.
El pasado 27 de abril se denunciaba la desaparición de Anna y Olivia, de 1 y 6 años de edad, el último mensaje del padre a la madre fue para decirle que no volvería a ver a las niñas, ni a él, nunca más.
Un nuevo caso de tortura machista hacia una mujer a través de sus hijas. No es un caso aislado. Se trata de un caso de violencia vicaria, que es la que ejercen los maltratadores a través de sus hijas e hijos para agredir emocionalmente a las mujeres, utilizándolas como arma contra su madre, lo que redunda en un daño brutal en las criaturas, reducidas a meros instrumentos de dicho maltrato.
Es una de las múltiples formas de violencia machista con las que este sistema castiga la desobediencia de las mujeres a los mandatos patriarcales. Una violencia vicaria que cuenta con el beneplácito de una parte de la sociedad, y con el respaldo de muchas instituciones y del sistema judicial, que se convierte en un laberinto sin salida y en un maltrato institucional para las madres y para las criaturas.
Casos como el de Ángela González Carreño, Juana Rivas, María Sevilla, María Ugarte, María Salmerón y un largo etcétera nos recuerdan que el castigo a las madres a través de sus hijos e hijas no es un hecho aislado, y que encuentra legitimación, no sólo institucional, sino también mediática y social.
Según datos oficiales del Consejo General del Poder Judicial, en casos de violencia de género tan solo el 0,8% de las y los menores tienen protección y se aplica a sus padres la retirada de la patria potestad, datos que coinciden con los de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019 realizada por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Una visión patriarcal que considera que un maltratador puede ser “un buen padre”, y que les hace verse a sí mismos como “pater familias” dueños de la vida de su prole, con la potestad de utilizarlos como instrumentos, en nombre del amor y abnegación de padre, para continuar con el maltrato.
Mientras esta violencia se sigue produciendo, los poderes públicos no actúan dónde deberían hacerlo, en la base del sistema patriarcal. La falta de recursos adecuados y suficientes tienen los terribles resultados que estamos viviendo, y que no van a cambiar hasta que no se cuente con un sistema de prevención integral y eficiente que actúe sobre la base de las violencias machistas, con programas de prevención en todos los ámbitos y todos los espacios donde transcurren nuestras vidas.
Desde aquí, nos sumamos a las múltiples concentraciones ciudadanas y a las reivindicaciones de las plataformas feministas, interpelando a los poderes públicos y a los partidos políticos que los representan, por su responsabilidad en la perpetuación de las violencias machistas.
Y seguiremos saliendo a las calles para exigir una transformación profunda de este sistema, rebelándonos contra unas estructuras que nos colocan en posiciones de subordinación y que legitiman la violencia hacia las mujeres como instrumento de sometimiento y control.
Desde Adeje, queremos enviar un mensaje de apoyo y solidaridad a la familia de las niñas, especialmente a la madre, con la firme esperanza de encontrarlas pronto y bien.
¡POR ANNA, POR OLIVIA, ¡POR TODAS!
