Es sabido por todas que la vida de las mujeres, hasta mediados del siglo XX estuvo limitada al ámbito doméstico. No les era posible ser partícipes de la vida pública, social ni económica tal y como lo hicieron los hombres.
Apenas tuvieron acceso a la educación, y cuando pudieron hacerlo, ésta era una educación segregada, con un currículo educativo diferente al de los niños.
Para ellas, primaba que se formasen en cocina, higiene y aquellas materias que le fuesen de utilidad para su futuro. Recluidas en el hogar no iban a necesitar estar más instruidas.
En la década de los veinte, el descontento de muchas mujeres era patente y, conscientes de su situación de inferioridad y subordinación ante el sexo masculino, alzaron sus voces reivindicando la igualdad de todas las personas.
Nace así el movimiento feminista en nuestro país. Cuyo culmen será evidente con el triunfo de la II República, que pareció dar esperanzas a las mujeres españolas.
El logro del voto femenino en 1931 y la consecución de recibir una educación obligatoria y no segregada, dio a las mujeres de nuestro país fuerza para poder emanciparse.
Tristemente la igualdad añorada por muchas mujeres y que parecían rozar con sus dedos, pronto se vio teñida por la larga sombra del patriarcado, el machismo y la misoginia imperante en una España dividida en dos polos antagónicos.
Situación que tuvo como desenlace el peor posible: Estalla la guerra civil española.
El malogrado golpe de Estado pertrechado por el bando sublevado (militares, falangistas y monárquicos) llevado a cabo el 18 de julio de 1936, llevó a nuestro país a un conflicto bélico en el que, sin duda, todas y todos perdimos.
La guerra civil española posicionó a las mujeres en dos posturas claramente diferenciadas: las mujeres del bando republicano y las mujeres del bando nacional (bando sublevado).
¿Qué papel desempeñaron las mujeres españolas en el conflicto?
Como he venido indicando, las mujeres tendrán cometidos diferentes dependiendo del bando al que pertenecieron.
Mujeres del bando Republicano:
Milicianas-combatientes: Si bien, los primeros días del conflicto las filas republicanas fue un caos en cuestión de organización, pronto, muchas milicianas republicanas se ofrecieron para combatir cuerpo a cuerpo contra el bando nacional.
Se produjo así una movilización masiva de mujeres que, por primera vez, abandona su posición tradicional de mujeres del hogar y toman las calles.
Las milicias femeninas del bando republicano, estaba integrado por mujeres jóvenes, de clase obrera, dispuestas a defender sus ideales políticos y a preservar los derechos sociales alcanzados en la II República, fusil en mano.
Muchas de ellas cayeron heridas o muertas en las primeras semanas del conflicto.
El tiempo hizo que estas jóvenes milicianas, elogiadas en un primer momento por sus compañeros y modelos de valentía, generosidad y lucha en panfletos y carteles, pasasen a ser sujetos discordantes, ridiculizadas y humilladas por sus camaradas masculinos.
Por ello, las organizaciones feministas y grupos políticos del bando republicano tomaron la decisión de retirar a las mujeres del campo de combate y, a principios de 1937 pasaron a estar en lo que se ha denominado “La Retaguardia.”
Mujeres en la retaguardia: La guerra civil española supuso la partida de numerosos hombres a la lucha en las calles, quedando abundantes puestos de trabajo sin cubrir.
La necesidad de que la producción y manufacturación no se viese mermada en exceso, hizo que muchas mujeres se pusieran al frente de los mismos: conductoras, fabricación de material bélico, correos….
Estos trabajos, que en principio no eran remunerados, fueron adaptándose a la nueva realidad de nuestro país. Y, poco a poco, no libre de conflictos y discrepancias, se fueron regulando las labores desempeñadas por estas mujeres y comenzaron a cobrar por el trabajo ejecutado.
Organizaciones Antifascistas: Son organizaciones femeninas que tenían como principal objetivo su rechazo al totalitarismo que avanzaba imparable por Europa y que amenazaba las libertades alcanzadas por las mujeres durante la II República.
En España convivieron más de 200 organizaciones antifascistas. Y, con sus diferencias, todas ellas reivindicaban la necesidad de un acceso a la educación por parte de las mujeres y un trabajo remunerado.
Entre todas estas organizaciones, destaca la Agrupación de Mujeres Antifascista (AMA), existente desde 1933 y cuya presidenta, la comunista Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, ha pasado a la historia por la lucha feminista y comunista de este país.
También es destacable la labor desempeñada por las juventudes socialista, encabezada por Lina Ódena, que prefirió quitarse la vida antes de ser capturada por los sublevados.
Por último, es digna de ser referenciada la Organización femenina anarquista de Mujeres Libres y el Secretariado Femenino del Partido Obrero Unificado Marxista (POUM), que defendían dos posturas claras: La lucha social para la transformación revolucionaria de la sociedad y la lucha feminista para la propia emancipación femenina.
La realidad es que a pesar de que la mayoría de estas agrupaciones defendían ideales comunes, como la educación, sus desavenencias evidenciaron una rivalidad y polarización que imposibilitaron la unidad de todas las mujeres republicanas y la defensa de un proyecto común, su entendimiento y cohesión.
Mujeres bando de los sublevados.
De ideología conservadora, consideraban que el lugar de las mujeres estaba en el hogar.
Defendían y promulgaban roles de género propuestos por la Iglesia Católica como ideales para ser una buena mujer cristiana.
Pero si hay una mujer que destacó en el bando nacional, como custodia del ideario católico, fue Pilar Primo de Rivera, jefa de la Sección Femenina de la Falange Española.
Esta organización, fundada en 1934, contó en un primer momento con unas 2000 militantes. Número que alcanzó las más de 600000 afiliadas en 1939.
Será el estallido de la guerra civil, el detonante para que la actividad de la citada organización aumente.
Sus militantes dieron asistencia a la población, especialmente a las familias de las zonas dominadas por el bando nacional: sanidad, cartillas de racionamiento, educación católica…
La Sección Femenina de la Falange Española, estableció fuertes vínculos con mujeres del nacionalsocialismo hitleriano de Alemania y del fascismo italiano, con las que colaboraron y de las que copiaron algunas iniciativas.
Ana Moruno Rodríguez
Historiadora del Arte