El origen de la festividad de octubre se remonta al año de 1694, cuando, ante una plaga de cigarrón berberisco, el pueblo hizo voto de promesa ante la Milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de La Encarnación.
El origen
El origen de la festividad de octubre se remonta al año de 1694, cuando, ante una plaga de cigarrón berberisco, el pueblo hizo voto de promesa ante la Milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de La Encarnación, de celebrar la fiesta tras haber librado al pueblo de dicha plaga de langostas. Años después, en 1737, el pueblo olvidó la promesa y volvió la plaga. Volviendo a invocar a la Sagrada Imagen, para que intercediera, y tras el milagro, el pueblo renovó ese voto de hacerle cada año una fiesta en agradecimiento por haber librado al pueblo de esa plaga. Celebrándose desde ese momento ininterrumpidamente.
En la documentación histórica, tanto en el archivo parroquial como en el de la Casa Fuerte, hay numerosa documentación de misas encargadas a la Encarnación, como la que ofreció en 1684, Bartolomé Delgado o la de Beatriz Francisco en 1775. Cabe destacar las disposiciones que la familia Ponte estableció en sus testamentos, como por ejemplo Bartolomé de Ponte que en 1635 estableció una capellanía de misa cantada, víspera y procesión todos los años. O la establecida por la Marquesa Magdalena Luisa de Llarena y Viña, en 1775 con la finalidad de contar con 52 misas a la Encarnación durante todo el año.
La devoción
La devoción a la Encarnación y el compromiso del pueblo a su fiesta hace que aparezcan documentos que atestiguan el pago que los vecinos de los núcleos de Taucho, Ifonche o Tijoco hacían a la fiesta de la Encarnación. En el Archivo de la Casa Fuerte, hemos encontrado la “Memoria de los sujetos que deben el pago de la fiesta de la Encarnación entre 1777 y 1779. También aparece otro documento de 1783 con los nombres y las aportaciones que los vecinos de Tijoco Alto y Bajo, Taucho, Ifonche y el casco urbano dieron para la fiesta. Todo esto atestigua la devoción del pueblo adejero hacia su patrona a lo largo de los siglos.
El desarrollo de las Fiestas ha tenido diferentes etapas en cuanto a los actos y eventos que se realizaban. En los primeros años del siglo XX, encontramos referencias a las fiestas en honor a la Virgen de la Encarnación y a la titular del Templo, Santa Úrsula, cuya onomástica se celebra el 21 de octubre. Así, en 1904, la virgen salió en procesión el 22 de octubre con el siguiente programa:
A las 8 de la noche, nombre a la Santísima Virgen de la Encarnación. Concluido este acto saldrá procesionalmente dicha imagen, recorriendo las calles de la población, cuyas casas estarán adornadas quemándose en el trayecto vistosas ruedas de fuego .
Ya en 1910 se establece que las fiestas se celebren el segundo domingo de octubre, realizándose la función solemne de la virgen el domingo a mediodía y dejando el lunes de la fiesta para Santa Úrsula. El domingo por la tarde se dedicaba a los divertimentos como fuegos de artificio o la elevación de globos aerostáticos representando figuras grotescas.
En el programa de fiestas de 1915, aparece reflejado en la prensa la ceremonia de elevación del trono de la Virgen, previo a la procesión del mediodía. El acto de elevación consistía en un complejo aparato que se montaba para la fiesta, montada, la estructura ocupaba todo el presbiterio y se elevaba el baldaquino mediante un husillo, algo parecido al de la Virgen de Las Nieves en La Palma. De todos esos elementos quedan algunas piezas, se dejó de hacer por lo complejo del montaje hasta que finalmente desapareció del programa festivo esa ceremonia de la elevación del trono.
Hemos encontrado más referencias en la prensa histórica a las fiestas durante el siglo XX, que en líneas generales mantienen el mismo esquema, celebrándose el segundo domingo de octubre, dedicando el domingo a la Virgen de la Encarnación y el lunes para Santa Úrsula. A partir de los años 30, en la plaza, que pasa a llamarse plaza de fray Albino, en homenaje al obispo, se realizan veladas literarias y comienza a celebrarse ”Miss Adeje”, cuya ganadora recibía un mantón de manila. Será a partir de los sesenta y setenta, con la influencia del turismo cuando llegan ideas renovadas para las fiestas, aunque manteniendo la esencia. Entre esas ideas renovadas destacaba el desfile del sábado por la tarde con carrozas confeccionadas por los diferentes colectivos vecinales.
Un hito importante fue el año de 1979, las fiestas fueron organizadas por el Tagoror Joven, estableciendo la primera romería ofrenda en honor de los patrones. Manteniéndose desde ese año y siendo uno de los actos más esperados por adejeros y visitantes.
Otro hito importante fue la visita a los barrios del municipio que la imagen de la Encarnación realizó en 1994, coincidiendo con los 300 años de la celebración de la fiesta, concluyendo esa visita pastoral con la Coronación Canónica de la imagen. Por parte del obispo de la Diócesis Nivariénsis D. Felipe Fernández García.
El 8 de diciembre de 2004, coincidiendo con el décimo aniversario de la Coronación, y apoyándose en las experiencias positivas de las visitas pastorales que la imagen de la Encarnación realizó en 1994 y en 2001 (año del bimilenario del nacimiento de Cristo), el obispo decreta la autorización para la visita lustral de Nuestra Señora de La Encarnación, sus palabras exactas fueron:
“ Instituimos una visita de Ntra Sra de la Encarnación a todos los pagos y comunidades cristianas que hubiere en el municipio de Adeje en las fechas que el obispo, escuchadas las autoridades civiles, y de acuerdo con los sacerdotes, estimare más oportunas cada cinco años comenzando el próximo año de 2005”.
Gracias al Ayuntamiento de Adeje y su implicación en la organización y desarrollo de las fiestas, sumando nuevos actos y celebraciones se ha conseguido aumentar más si cabe la fe en la trilogía devocional de los adejeros y adejeras, la Virgen de la Encarnación, San Sebastián y Santa Úrsula.
En 1979, tuvo lugar la primera romería ofrenda en honor de los patrones
En el programa de fiestas de 1915, aparece reflejado en la prensa la ceremonia de elevación del trono de la Virgen, previo a la procesión del mediodía. El acto de elevación consistía en un complejo aparato para la elevación que se montaba para la fiesta. Montada, la estructura ocupaba todo el presbiterio y se elevaba el baldaquino mediante un husillo, algo parecido al de la Virgen de Las Nieves en La Palma. De todos esos elementos quedan algunas piezas, se dejó de hacer por lo complejo del montaje hasta que finalmente desapareció del programa festivo esa ceremonia de la elevación del trono.
Hemos encontrado más referencias en la prensa histórica a las fiestas durante el siglo XX, que en líneas generales mantienen el mismo esquema, celebrándose el segundo domingo de octubre, dedicando el domingo a la Virgen de la Encarnación y el lunes para Santa Úrsula. A partir de los años 30, la plaza que pasa a llamarse Plaza de Fray Albino, en homenaje al Obispo, se realizan veladas literarias y que comienza a celebrarse ”Miss Adeje”, cuya ganadora recibía un mantón de manila. Será a partir de los sesenta y setenta, con la influencia del turismo cuando llegan ideas renovadas para las fiestas, aunque manteniendo la esencia. Entre esas ideas renovadas destacaba la cabalgata del sábado por la tarde con carrozas confeccionadas por los diferentes colectivos vecinales.
Un hito importante fue el año de 1979, las fiestas fueron organizadas por el Tagoror Joven, estableciendo la primera romería ofrenda en honor de los patrones. Manteniéndose desde ese año, y siendo el acto más esperado por los adejeros y visitantes.
Otro hito importante fue la visita a los barrios del municipio que la imagen de la Encarnación realizó en 1994, coincidiendo con los 300 años de la celebración de la fiesta, concluyendo esa visita pastoral con la Coronación Canónica de la imagen.
Por parte del Obispo de la Diócesis Nivariénsis, D. Felipe Fernández García, y el Ayuntamiento de Adeje en su implicación en la organización y desarrollo de las fiestas, contando con nuevos actos y celebraciones, se ha conseguido aumentar más si cabe la devoción a nuestros patrones Santa Úrsula, San Sebastián y la Virgen de la Encarnación.