Los Laureles de Indias que visten la Calle Grande, en otro tiempo también llamada “Calle de la Iglesia” o “Calle Dr. Fernández Piñeiro”, deben su origen a este médico que lo fue de Adeje a principios del siglo XX. Culto y de inquietudes permanentes fundo la Sociedad “Unión y Cultura” de Adeje. Así, el 10 de diciembre de 1911, la Sociedad organizó la “Fiesta del Árbol”, secundando la iniciativa de su presidente don Manuel Fernández Piñeiro.
El Dr. Fernández Piñeiro, nacido en Mugardos —La Coruña— fue entre otras cosas, médico, alcalde de Adeje de 1918 a junio de 1919, fundador en 1911 de la Sociedad de recreo “Unión y Cultura”, y Presidente fundador de dos sociedades cooperativas de explotación de aguas: “Ajabo” en 1912 y “Vera de La Lajita” en 1913.
A la figura del ya mencionado Dr. Piñeiro, como promotor de dicha idea, hay que añadir la presencia de los maestros de instrucción pública doña Luisa Tacoronte y don Fermín Fraga que junto con sus alumnos fueron también protagonistas del evento.
Según crónica del periódico “La Prensa”, en su portada del lunes día 18 de diciembre de 1911, el acto estuvo rodeado de gran solemnidad y con todo lujo de detalles relataba:
“A la una del mencionado día se organizó en la plaza de la iglesia la procesión cívica. Acto seguido se puso en marcha la comitiva dirigiéndose a la Cruz del Llano, punto elegido para la plantación. Durante el trayecto, los escolares organizados en batallón infantil, con bandera y música hicieron evoluciones militares con orden y precisión admirable, al mismo tiempo que secundados por las niñas entonaban el himno del árbol.”
Ya en la Cruz del Llano y tras la bendición de los árboles se procedió a su plantación por parte del señor alcalde y de los escolares dirigidos por sus maestros. Acto seguido tomó la palabra el Sr. Piñeiro que resaltando la importancia del árbol en sus diferentes vertientes, también agradeció a los asistentes su participación.
Los árboles que procedían en su mayoría del vivero provincial, representado este por el ingeniero Sr. Ballester, fueron trasladados gratuitamente por el vapor “Carmen”, propiedad de los Sres. Hamilton, a quienes se dieron las más expresivas gracias.
La fiesta del Árbol continuo celebrándose al menos hasta mayo de 1916, por lo que desprende el relato que de ella hace el corresponsal de “El Progreso”. En esta ocasión la crónica comenzaba con un párrafo del poeta Francisco Jordán:
“Los árboles son como el cerebro de los campos
y los pueblos se distinguen por su vegetación,
como los hombres por su cultura;
un campo sin árboles, es como un cerebro sin ideas.”
