Los pastores velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y un ángel del Señor se presentó ante ellos, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y se llenaron de temor. Pero el ángel les dijo: “No temáis, porque he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Jesús el Señor. Y esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Aconteció que, cuando el ángel se fue, los pastores se decían unos a otros: “Pasemos ahora mismo hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a conocer”.