Cuando se acercaba el momento del nacimiento, César Augusto ordenó un censo de los dominios romanos, y José llevó a María a Belén, la antigua ciudad de David, ya que él era de la casa de David. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento María da a luz a su hijo primogénito, lo envuelve en pañales y lo acuesta en un pesebre al no haber sitio en la posada. José porta al niño divino en sus brazos, como recuerdo al año litúrgico convocado por el Papa Francisco en honor a San José.