La enseñanza del clarinete se divide en tres niveles. En un primer nivel se aprende la base técnica: postura, digitación y emisión correcta de sonido. En el segundo nivel se comienza a trabajar técnica avanzada con obras de corte clásico. El tercer nivel se divide en dos ramas, una más clásica atendiendo a estudios y escalas y otra dirigida a estilos más populares como el dixieland en el que tiene mucho peso la improvisación.