Varios son los hitos devocionales que han marcado el culto a Nuestra Señora de la Encarnación a lo largo de su historia, pero especialmente durante el siglo XX han acontecido los más singulares que resumimos en este texto.
Las fiestas
El desarrollo evolutivo de los festejos en honor a Nuestra Señora de la Encarnación ha contado con diferentes etapas en cuanto a la estructura celebrativa y la prolongación en el tiempo de las mismas. No debemos separar la festividad de la titular del templo, Santa Úrsula mártir con la de la Virgen de la Encarnación, festejos que aparecen relacionados en referencias y noticias de los primeros años de la centuria. Las celebraciones populares con regocijos lúdicos, competiciones deportivas, bailes y representaciones teatrales como «comedias» y «sainetes», estaban supeditadas a los actos religiosos normalmente realizados en el domingo más cercano a la festividad de la santa. Entre ese año y 1910 debió establecerse de manera definitiva las fiestas en el segundo domingo de octubre, como en la actualidad acontece, con una organización celebrativa que mantuvo una misma programación durante décadas.
Las nuevas tendencias que llegan a partir de los años setenta con la eclosión del turismo poco hicieron variar la estructura de las celebraciones religiosas dentro de las fiestas patronales de la localidad. En los últimos años, la bonanza económica, ha conllevado un importante empuje en cuanto a la organización de las fiestas, contando con nuevos actos y cultos que han conseguido aumentar más si cabe la devoción a Nuestra Señora de la Encarnación como por ejemplo, la romería ofrenda organizada desde 1979.
Alcaldesa honoraria y perpetua de la Villa
Los títulos civiles concedidos por las corporaciones locales a imágenes religiosas con carácter honorífico y a perpetuidad empiezan a imponerse en España a partir de los años cuarenta del pasado siglo dentro del llamado nacional catolicismo. Estas condecoraciones eran concedidas por el pleno de la entidad local a las imágenes de mayor devoción, arraigo y notoriedad de la localidad, ya sean representaciones de la Virgen, de Cristo y santos.
En el caso de Adeje resulta llamativa la temprana fecha de concesión. El pleno del Ayuntamiento de la Villa reunido en sesión extraordinaria el 18 de julio de 1961, a propuesta de la alcaldía-presidencia eleva el «nombramiento de alcaldesa honoraria y perpetua a la Santísima Virgen de la Encarnación» que fue aprobado por unanimidad.
En las celebraciones con motivo del 300 aniversario del voto a la Virgen en el año 1994, desde el ayuntamiento democrático, siendo alcalde José Miguel Rodríguez Fraga, se hizo ratificación del acuerdo.
La Coronación Canónica
En el devenir secular del culto a Nuestra Señora de la Encarnación destaca como hecho significativo la coronación canónica de la imagen en octubre de 1994. Cumpliendo con un deseo anhelado por sus devotos desde hacía décadas atrás.
El proceso se iniciaba años antes por el entusiasmo popular de la feligresía, especialmente ante la pronta celebración del tercer centenario [1694-1994] del compromiso que adquirieron los adejeros de festejar a la Virgen por haberlos librado de la plaga de langosta. El obispo diocesano siendo partícipe de todos los hechos probados que fueron aportados en un expediente, aprobó la petición de concesión de tan importante gracia.
El domingo 9 de octubre, día principal de las fiestas, tuvo lugar la Misa Pontifical en la plaza de España presidida por Excmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo D. Felipe Fernández García y concelebrada por catorce sacerdotes, algunos de ellos anteriores párrocos de la localidad. La celebración eucarística fue concurrida con la presencia de multitud de vecinos llegados de todos los puntos del municipio, pueblos comarcanos
acompañamiento musical al ceremonial, el Orfeón La Paz de San Cristóbal de La Laguna y la Coral Polifónica de Granadilla. Tras el panegírico del obispo se procedió a la entrega de la corona para su bendición y la consecuente imposición, todo ello siguiendo el ritual propio dispuesto por la Santa Sede.
La presea fue ejecutada por el orfebre Luis Vispé en su taller del vecino municipio de Guía de Isora. La pieza representa la unión del pueblo de Adeje con su devota imagen de la Encarnación. La corona de tipología imperial, destaca por su canastillo de amplias proporciones que contiene una serie de símbolos propios de la villa, como el escudo de la misma, y otros elementos que fueron relacionados también con la simbología mariana. La obra de orfebrería fue donada por la Cooperativa de Taxis de Costa Adeje.
La visita lustral
Los antecedentes de la visita que la imagen de Nuestra Señora del Encarnación hace por los diferentes núcleos y caseríos de la villa debemos buscarlos en algunas iniciativas acontecidas durante la primera mitad del siglo XX y especialmente en el recorrido realizado en 1994 con motivo de la coronación. Este primer recorrido por los barrios de Adeje motivó a las comunidades parroquiales, con sus párrocos, consejos pastorales, el apoyo de las instituciones locales y fieles a realizar una nueva peregrinación en el año 2001, con motivo del bimilenario de la encarnación y nacimiento de Cristo.
Con estos precedentes el diez de octubre de 2004, al celebrarse el décimo aniversario de la visita y coronación, los sacerdotes que ejercían su ministerio en el municipio, solicitaron al obispo diocesano que la Virgen de la Encarnación pudiera visitar «todos los pagos del municipio cada cinco años, coincidiendo con los lustros naturales y comenzando el próximo año 2005». Petición que fue aprobada, celebrándose desde entonces tres visitas lustrales.
Todas estas acciones que nacen de la colectividad, no demuestran otra cosa que el apego devocional que durante décadas se han profesado a Nuestra Señora de la Encarnación a lo largo y ancho del territorio de la Villa, lugar que la acoge desde los albores del siglo XVI.