“ Armeñime o Arbeñime, topónimo de indiscutible origen guanche, que esconde su historia entre bancales, su origen en el barranco, el agua su secreto mejor guardado, un charco que ha caído en el olvido, el Charco del Rey, donde los primeros pobladores del barrio saciaron su sed, igual que los guanches, abundantes en estas tierras, que dejaron su huella escrita en las piedras, en las atalayas abiertas al mar y al horizonte, trozos de cerámicas y obsidianas salpican las tierras roturadas para los cultivos de exportación.
Hoy vemos un barrio nuevo que ha crecido a la sombra del tomate, las plataneras y el turismo, pero el que puede ver más allá de la historia reciente, verá un poblado que se extendía por los lomos y barrancos, verá las humildes casitas de piedra con cubierta vegetal, verá a los niños corretear entre los cardones y tabaibas, verá a los pastores vigilando a sus ganados mientras curtían pieles y hacían zurrones, esperando a que su rey saliera de su cueva para despedir a Magec con su oración, antes de que se lo tragaran las aguas del horizonte.”
El autor Juan Bethencourt Afonso, en su obra Historia del Pueblo Guanche, nos cuenta que Armeñime fue un noble guanche perteneciente a la familia real de Tenerife, según las leyendas, murió en un combate disputando la corona a su sobrino Vinque, que igualmente pereció en el mismo combate. El autor lo define como notable por sus fuerzas y carácter fiero, de la misma manera que argumenta que su descendencia: Taburco, Naga y la bravía infanta Goymar tras la batalla fueron coronados y reinaron en Teno, Anaga y Güímar.
¿Sería pues el noble Armeñime, el rey que le diera nombre al charco?
