Solidaridad: ¿Es la filantropía una cualidad femenina?
“Yo puedo hacer cosas que tú no puedes, tú puedes hacer cosas que yo no puedo; juntos podemos hacer grandes cosas”. (Madre Teresa de Calcuta)
En estas fechas, muchas personas creen que, a diferencia del resto del año, debemos atender a las necesidades del prójimo, preocuparnos por aquellas personas vulnerables y con menos recursos, para satisfacer sus necesidades. Ayudando así, a limpiar nuestras conciencias.
Si bien, el amor y preocupación hacia los demás es una práctica que debemos llevar a cabo durante todo el año, hoy nos preguntamos: ¿quiénes son más solidarios, hombres o mujeres?
En palabras del psiquiatra español Luís Rojas Marcos, “Todos los seres humanos levamos innato el gen de la solidaridad, diferente es cómo se traslada a la sociedad”. Por tanto, todas las personas somos solidarias por naturaleza, pero no todas están dispuestas a desarrollar esta cualidad.
Estudios neurocientíficos confirman que la disposición de las personas para ayudar a otras se registra en la amígdala del cerebro. Una diminuta estructura subcortical situada en la parte interna del lóbulo temporal medial en la que se asienta la habilidad para ser generosas y solidarias o no serlo…Curioso.
Pero como apuntamos con anterioridad, aunque la capacidad de empatía hacia el prójimo exista desde nuestro nacimiento, nuestro grado empático irá regulándose a lo largo de nuestras vidas a través de la imitación, principalmente por la imitación de nuestros progenitores. Es decir, si nuestros padres y madres muestran generosidad por las demás personas, nuestra empatía hacia los demás se verá aumentada.
Si hacemos un recorrido histórico desde el origen de los tiempos hasta hoy, observaremos que este interés por querer ayudar a los demás se ha visto mermada.
Y es que cuando el género Homo comenzaba su andadura por el planeta, vivíamos en grupo, éramos sociedades colaborativas: el bienestar de un individuo repercutía directamente en el bienestar de la familia y de la comunidad.
Poco a poco esta necesidad de colaborar se ha ido perdiendo y la sociedad se ha vuelto individualista. Primamos el bienestar particular al social, y esto repercute en todos los ámbitos: nuestra relación la vecindad, con la naturaleza, con la sanidad, con la educación, con la política…
Pero nuestra capacidad de empatía, de colaboración y de solidaridad, aunque algo dormida, sigue ahí, en mujeres y hombres.
Sin embargo, ¿son las mujeres más filantrópicas que los hombres?
El Índice Mundial de Donaciones de 2024, publicado por la Fundación de Ayuda Benéfica (Charities Aid Foundation, CAF), tras recopilar los datos de 140 países, nos ofrece una visión global sobre las tendencias de la generosidad en el Mundo.
Según este estudio, se confirma que las mujeres dedican mayor tiempo a ayudar a los demás desinteresadamente. Y es que el altruismo muestra nuestra disposición a ayudar, y a diferencia de la empatía, no es una inclinación genética, sino un comportamiento adquirido.
Las mujeres hemos aprendido a ayudar, a cuidar, a realizar acciones desinteresadas…los hombres centran su educación en priorizar lo material a través el esfuerzo y la competitividad.
El voluntariado, por tanto, está visiblemente feminizado, puesto que es mayor el número de mujeres voluntarias que el de hombres en diversas ONG y Fundaciones.
Pero, una vez más, los roles de género se reproducen en estas actuaciones altruistas, ya que el 60% de las mujeres realizan acciones relacionadas con el acompañamiento de personas mayores y el cuidado.
Esta reproducción de roles se observa además a otras escalas del voluntariado: ¿qué ocurre con los puestos de responsabilidad de estas instituciones sin ánimo de lucro? Ups, de nuevo nos encontramos con el dichoso techo de cristal.
Pues sí, los cargos de presidencia y directiva de fundaciones y organizaciones siguen siendo ostentado por hombres.
En torno al 70% de instituciones con fines solidarios tienen a la cabeza a figuras masculinas, mientras menos del 30% tienen a mujeres en su cúspide directiva.
Además, los hombres dirigen aquellas organizaciones no gubernamentales que cuentan con un mayor volumen de presupuesto. Ellas, lideran las instituciones con menores fondos económicos.
Todo lo expuesto con anterioridad, evidencia que aún queda mucho por hacer para que mujeres y hombres tengan igualdad plena en todos los ámbitos de la vida.
Ana Moruno Rodríguez
Historiadora del Arte